23 de septiembre de 2014

TODO TIENE UN LÍMITE

María Guadalupe Rangel

—En esta primera audiencia del Juicio Penal entablado en contra del Sr. Alfredo Sánchez por el delito de doble homicidio, tiene la palabra el acusado.

  Alfredo se levantó rápidamente y con voz clara y firme declaró:

  —Señor Juez, sólo puedo repetir lo que dije ante el Ministerio Público: Que sí es cierto que maté a mi esposa, cuando al llegar a mi casa la encontré en brazos de su amante; pero… no sé si usted sea casado y comprenda… casi creí morir de indignación por la escena que contemplaba. Mi esposa sin inmutarse siquiera, me miró burlonamente y exclamó:

  —Bueno, sí, ahora ya lo sabes, por esta vez te gané la partida.

 Entonces ya no pude esperar más, saqué la pistola y disparé. Luego Guillermo, muy tranquilo, como si no hubiera pasado nada, se apartó de mi esposa y se dirigió a mí con su irresistible sonrisa, esa con la que me había conquistado dos años atrás.



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